Vives en pareja, tienes un trabajo estable y estás planteándote si te interesa o no contratar una póliza de vida. La respuesta es sí, sea cual sea tu situación personal y a cualquier edad. Te contamos por qué necesitas un seguro de vida, un salvavidas necesario para tu familia y también para ti.
Tú diseñas una póliza a tu medida
La vida humana no puede valorarse con dinero, por lo que es el asegurado quien decide cuánto capital quiere asegurar. Por regla general suele tratarse de esa cantidad con la que uno piensa que en el caso de que le ocurra algo, los beneficiarios de su póliza quedarán protegidos económicamente. Es decir, podrán seguir estudiando, pagando los préstamos pendientes, haciendo frente a los gastos habituales…
Porque precisamente un seguro de vida es un contrato por el cual una entidad aseguradora se compromete a pagar al beneficiario una prestación estipulada en el caso de que el asegurado fallezca.
Esa es la garantía principal, que siempre está incluida en estas pólizas, aunque se suelen añadir otras importantes, como por ejemplo la prestación o anticipo de capital en caso de invalidez, enfermedad grave, accidente…
Cada uno decide qué seguro el más adecuado para su momento actual y puede variarlo a medida que cambia su vida para ajustarlo a sus necesidades
Un seguro de vida ayuda a cubrir necesidades inmediatas
Centrándonos solo en el seguro de vida, sin coberturas adicionales, con el dinero estipulado en el contrato se pueden satisfacer necesidades como estas:
- Aporta seguridad. No podemos escondernos de las desgracias que suceden todos los días totalmente imprevisibles. Esperamos que se mantengan alejadas de nuestros seres queridos y de nosotros, pero no podemos hacer nada para garantizarlo. Como hay cosas que pueden solucionarse o suavizarse con dinero, al menos esa parte podemos tenerla cubierta. Es ahí donde el seguro de vida proporciona la tranquilidad de un capital suficiente en caso de que surja el imprevisto de un fallecimiento o una invalidez.
- Sustento familiar. Proteger a la familia en caso de que nos suceda algo es el principal motivo para contratar esta póliza. Se busca un sustento económico para nuestros seres queridos si nosotros fallecemos o no podemos trabajar.
- Cancelación de hipotecas. Si aún quedan muchos años para amortizar el préstamo o está a tipo variable, cuando los tipos de interés no paran de subir, con el dinero del seguro puede interesar pagar el capital pendiente y así vivir con más tranquilidad.
Eso no significa que sea necesario contratar el seguro de vida con el banco, para que vaya asociada a la hipoteca. Todo lo contrario. Los últimos estudios han demostrado que esta práctica sale hasta 3 veces más cara que si se contrata directamente con la empresa.
Pero hay más, ¿por qué destinar el seguro de vida directamente a pagar la hipoteca si nos ocurre algo? Mejor disponer de ese colchón económico por si nos ocurre algo, pero dejar que sean nuestros beneficiarios quien decidan qué hacer con el capital asegurado. Así pueden decidir seguir pagando el préstamo hipotecario mes a mes, por ejemplo si está a plazo fijo o ya resta poco capital pendiente. Y si deciden cancelarla, podrán hacerla igual sin perder dinero.
- Pago de los gastos por defunción. Cuando una persona muere hay gastos inmediatos, cuantiosos y urgentes, relacionados con el propio fallecimiento. Pero también pueden existir préstamos pendientes, cargos en cuenta, tarjetas de crédito, etc. El seguro de vida puede cubrir también los gastos por defunción, igual que una clásica póliza de decesos.
- Hacer frente a los impuestos. Tras un fallecimiento, Hacienda exige liquidar una serie de impuestos, como el impuesto de sucesiones que se deriva de la herencia. El dinero que proporciona el seguro de vida puede utilizarse para pagar el impuesto y poder conservar la propiedad.
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