La Navidad es un buen momento para alegrarnos de contar con los nuestros, tener personas a las que querer, sentir su cariño, estar juntos… Como contrapartida, nos obliga a salir de compras justo cuando las tiendas están a rebosar y el acceso a los centros comerciales se pone imposible. Por suerte, hay una alternativa que solo tiene ventajas y ninguno de los inconvenientes habituales: regalar un seguro de vida.
Estas fechas nos estresan porque no sabemos qué regalar, cómo elegir la enésima corbata y dónde encontrar el perfume de siempre. Hay que acertar con la talla, resultar originales, sorprender, ofrecer algo hermoso o práctico, que se ajuste a nuestro presupuesto, que guste a quienes lo reciben y que refleje nuestro aprecio por los demás. En ocasiones, conforme pasan los años, sentimos que ya lo hemos regalado todo o, lo que es peor, que el destinatario «tiene de todo».
Sabedores de este lado aburrido de la Navidad, algunas empresas proponen regalar experiencias: viajes, hoteles, entradas para un concierto… No es mala idea, aunque en ocasiones estos regalos se pierden o hay que cederlos. Las fechas no coinciden, el tiempo pasa o las agendas están demasiado apretadas.
Regalar un seguro de vida
Por el contrario, existen regalos que vienen bien a todo el mundo. Aquí van 9 ventajas de regalar un seguro de vida:
1. Gusta a cualquiera
Todos tenemos en casa una figura horrible, un mantel que odiamos o un libro que no pensamos leer. Son objetos que nos acompañan durante muchos muchos años, con los que convivimos para que quien nos obsequió no vea que fue un desacierto o por ese pensamiento conservador de «no puedo tirarlo, es un regalo». Lástima, la vida es corta y no deberíamos pasarla rodeados de cosas que no nos gustan. Un seguro de vida es algo que gusta a todo el mundo, porque combina con todo lo que hay en el hogar, ayuda a dormir mejor y a vivir tranquilo.
2. Siempre se acierta con la talla
Hay gente que calcula a ojo si unos pantalones son de la talla de su mujer o que sabe de memoria el número de zapatos que calzan sus hijos y sus sobrinos, pero no suele ser lo habitual. Si alguien creía que lo peor era ir de compras antes de Navidad, que pruebe a descambiar los artículos equivocados de talla una vez pasadas las fiestas navideñas. Al regalar un seguro de vida siempre se acierta con la talla, nadie correrá a cambiarlo en rebajas.
3. No ocupa nada en la estantería
En esta sociedad de consumo tenemos tendencia a acumular cosas que no necesitamos. Compramos por comprar, porque nos ofrecen productos constantemente y porque muchas veces son tan baratos que nos da igual tirar un euro que tres. Al final, nos encontramos con un montón de artilugios que no utilizamos o que se estropean al segundo día. Las casas, que generalmente son pequeñas, se van convirtiendo en almacenes y quienes tienen rasgos Diógenes se lamentan: «no me cabe nada», «ya no tengo donde ponerlo»… ¿Por qué agravar el problema? Un seguro de vida no hay que ponerlo en ningún sitio, no ocupa nada en la estantería.
4. Es original
Periódicos y revistas lanzan suplementos con las 25, 50, 100 mejores ideas para regalar: el bolso, los calcetines, la bufada o el monopatín. Quien compra y quien recibe siente que no hay nada nuevo bajo el sol. Regalar un seguro de vida sí es un regalo verdaderamente diferente.
5. Sale barato
Probablemente no exista ningún otro regalo que pueda dar tanto a cambio de tan poco. Por lo que cuesta salir a comer a un chino todos juntos se puede pagar un seguro de vida para un año. Ese seguro ofrecerá un capital, por ejemplo, 50.000 €, en caso de fallecimiento del asegurado para pagar sus deudas, hacer frente a los gastos del sepelio o al pago del impuesto de transmisiones patrimoniales y para afrontar los difíciles inicios por la pérdida de ingresos ante una muerte inesperada. Pero también, un seguro de vida puede servir para garantizar la manutención y la asistencia del propio asegurado en caso de invalidez por un accidente o enfermedad grave o para dejar a los hijos el doble de lo contratado si el siniestro se debe a un accidente de circulación. Nadie está a salvo de un imprevisto, tenga la edad que tenga y sea cual sea su estado de salud. Un seguro de vida es un regalo responsable.
6. No requiere ir de compras
Esto no es una ventaja menor cuando se vive en grandes ciudades donde el tráfico y la densidad de habitantes por metro cuadrado convierte el aprovisionamiento navideño en una gesta similar a salir de caza por la selva. Un seguro de vida se compra por internet y listo. Sentados ante la pantalla, en nuestro comparador es posible ver las diferencias de precio entre las compañías de seguros más importantes y analizar sus coberturas. O más sencillo todavía: basta con llamarnos por teléfono para que un experto en seguros de vida ayude al usuario a regalar un seguro de vida a quienes más quiere.
7. Sienta bien a todos
No existen seguros para mujeres o para hombres, para mayores o pequeños, para niños o para niñas. Cualquiera, a cualquier edad, puede necesitar un seguro. Los accidentes y las enfermedades graves no siempre les ocurren a los demás. Hay gente irresponsable que no quiere hablar de estos temas, que les da yuyu, pero eso es cerrar los ojos a la realidad que vemos cada día a nuestro lado. Todos tenemos que hacer frente a los recibos del mes, del coche, del teléfono; queremos seguir viviendo en nuestro hogar sin temor a no poder pagar la hipoteca; deseamos que nuestros hijos puedan estudiar aunque no estemos para pagarles la universidad, y nos gustaría que se ocuparan de nosotros en el caso de que no podamos trabajar. Un seguro de vida sirve a todo el mundo, sin distinción de sexo, edad, religión o etnia.
8. No necesita envoltorio
Envolver para regalo es un engorro, suele haber colas, dependientes tan poco hábiles como nosotros y papeles bastante feos. Un seguro de vida no requiere cintas, lazos ni moños. Bastará con un sobre y una tarjeta en la que, simplemente, digamos algo así como «ojalá nunca haya que utilizar este regalo».
9. Expresa todo el cariño del mundo
Los seguros de vida son el mejor regalo porque garantizan a los nuestros que podrán seguir adelante pase lo que pase. Regalar un seguro de vida no solo tiene todas las ventajas anteriores, sino que además es regalar amor.