375 accidentes mortales en lo que va de año. ¿Son cosas que solo les ocurren a los demás? Nadie, por más responsable que sea, está a salvo de provocar o sufrir un accidente de automóvil. Los seguros de vida pueden compensar estas situaciones, pero deben incluir la invalidez.
Los datos del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la Dirección General de Tráfico indican que las fatales estadísticas apenas han conseguido reducirse con respecto al año anterior. Miramos las cifras como si fueran solo eso: cantidades. Pero detrás de cada número hay una gran tragedia.
Los 375 accidentes mortales en lo que va de 2019 (últimos datos hasta mayo) han dejado 411 muertos. La DGT dice que las distracciones son la primera causa de muerte en carretera (y ahí entra el teléfono móvil); sigue la velocidad, no solo la excesiva, sino también la inadecuada para las circunstancias o el tipo de vía; y la tercera es el alcohol.
- Distracciones. Está en nuestra mano suprimir las distracciones propias, aunque no las ajenas.
- Velocidad inadecuada. Por otra parte, la conducción temeraria puede asociarse a algunos rasgos de la personalidad, como la impulsividad. Los psicólogos creen que las personas empáticas son más conscientes de su responsabilidad al volante. Sin embargo, no es suficiente, ya que cualquiera que no tenga un buen control sobre sus emociones puede, en un momento dado, enfadarse al volante y realizar una conducción irascible. Verdaderamente, en carretera y en ciudad no suelen faltar los motivos para irritarse con otros conductores, por lo que resulta muy necesario educar el carácter a la vez que se aprende a conducir.
- Alcohol y otras drogas. En cuanto al alcohol, sucede lo mismo: se requiere educación. Beber es una costumbre social muy arraigada en nuestro país. Es preciso que se sancione socialmente la irresponsabilidad de ingerir bebidas alcohólicas y conducir para que se produzca un cambio de mentalidad al respecto.
El principal accidente laboral ocurre el vehículo
La estadística revela que el 38 % de los accidentes laborales en España se producen al volante, bien durante la jornada laboral, bien al ir y volver del trabajo; son los denominados accidentes in itinere.
El pasado año 2018, según la DGT, se produjeron en nuestro país 18.652 accidentes de trabajo de tráfico durante la jornada laboral con baja en los que murieron 113 personas. Hubo además 82.279 accidentes in itinere, de los que el 45 % afectaron a hombres y el 55 % a mujeres; 1022 fueron accidentes graves y 146, mortales.
Según el último informe publicado por la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 1,25 millones de personas han fallecido en 2018 en accidentes de tráfico en todo el mundo, lo que supone un aumento del 8 % respecto al anterior estudio, fechado tres años antes. Además, entre 20 y 50 millones de personas sufren traumatismos no mortales, que en muchos casos derivan en una discapacidad.
En España se calcula que el número de discapacitados por accidentes de tráfico es, actualmente, de unas 66.000 personas.
Los accidentes no solo les ocurren a los demás
Está claro que los accidentes no solo les pasan a los demás, ni siquiera a los que se distraen, ni a los corren mucho, ni a los que beben. Pueden pasarle a cualquiera, incluso aunque vaya cruzando por un paso de cebra o dando un paseo en la bici.
Es cierto que hay colectivos más vulnerables, por ejemplo, los jóvenes entre 18 y 35 años tienen entre 6 y 1,5 veces más probabilidades de tener un accidente que los mayores de 35 años, según un informe elaborado por Unespa, la asociación empresarial del seguro. De hecho, los accidentes de tráfico son la principal causa de muerte en esta franja de edad.
Estas situaciones dramáticas que sobrevienen no ya de un día para otro, sino de un momento a otro, suponen una inmensa tragedia para los allegados. Por un lado, el dolor de la pérdida repentina; por otro, la crisis económica que suelen provocar, no ya en las familias que dependían de su sueldo para vivir, sino incluso cuando la persona fallecida tenía cualquier compromiso de pago, como la compra de un vehículo a plazos, o si cae en una situación de dependencia que necesita a alguien para sus cuidados, además de tratamientos de fisioterapia, rehabilitación, elementos de ayuda como sillas de ruedas…
Contar con un buen seguro de vida permite hacer frente a los problemas derivados de la pérdida de ingresos; los gastos de sepelio, que no suelen bajar de los 5000 euros; los impuestos de sucesiones; los impuestos de plusvalía si se hereda un bien inmueble; el pago a la testamentaría, etc.
Seguros de vida con invalidez
Pero esto no es suficiente. Cuando se consulta nuestro comparador de seguros de vida, se observa que no tiene sentido hacerse solo un seguro de vida, porque por muy poco dinero más se puede incluir la invalidez. Por ejemplo, un seguro de vida para una persona de 40 años puede encontrarse en su página por un precio de 45 € anuales, y solo por 20 y 25 euros más incluyen la invalidez. Haz tu prueba, introduce tu fecha de nacimiento, el capital que deseas cobrar en caso de necesidad y unos pocos datos más, y tendrás tu simulación de precios y coberturas.
Un seguro de vida debe cubrir el fallecimiento por cualquier causa y la invalidez absoluta y permanente del asegurado, de manera que, si este no fallece, pueda cobrar un capital o una renta de por vida que le permita pagar sus cuidados y su manutención.
Existen otros seguros, más caros, que pueden llegar a costar unos 120 € al año, y que ofrecen el doble del capital contratado si el fallecimiento se produce por accidente, pero también si la invalidez se debe a esta causa.
También hay seguros de vida que amplían hasta el triple de lo contratado si la muerte o la incapacidad absoluta y permanente son por accidente de tráfico. Esto significa que para un supuesto de 100.000 € de capital contratado, el asegurado o su familia podrían cobrar 300.000 € en caso de invalidez o fallecimiento causados por un accidente de circulación.
Seguros de vida a medida
En cualquier caso, merece la pena ver en el comparador de este portal las compañías, que son muchas, que ofrecen seguros de vida con invalidez y otros que añaden el doble o el triple del capital contratado, porque se pueden comparar precios y coberturas de todas, elegir el capital, una renta por viudedad u orfandad, por dependencia severa o gran dependencia, por enfermedades graves como el cáncer… En fin, todas esas desgracias que no siempre les ocurren a los demás.
Con independencia del seguro que todo el mundo debería tener si no quiere confiar su supervivencia ni la de su familia a la buena suerte, estas son las recomendaciones de la DGT en carretera:
- Evitar las distracciones. Quienes usan el móvil mientras conducen tienen cuatro veces más probabilidades de verse involucrados en un accidente. Está comprobado que los manos libres no son mucho más seguros y que también distraen, igual que el uso del GPS, comer y beber al volante, interaccionar con otros ocupantes del vehículo, etc.
- Adecuar la velocidad a las circunstancias. Un incremento de 1 km/h de la velocidad media del vehículo se traduce en un aumento del 3 % en la incidencia de accidentes con lesiones, y de un 4 % a 5 % en la incidencia de accidentes mortales. El riesgo de muerte de un peatón adulto atropellado por un automóvil a una velocidad de 50 km/h es inferior al 20 %, pero se eleva al 60 % si el atropello se produce a 80 km/h. Son datos de la DGT.
- No ponerse al volante bajo los efectos del alcohol, las drogas o determinados medicamentos que puedan afectar a la capacidad para conducir y mermar los sentidos porque aumenta el riesgo de un accidente con desenlace fatal o lesiones graves.
- Utilizar todos los elementos de protección como el caso en bicicletas, motos o ciclomotores. El uso del cinturón de seguridad disminuye entre un 40 % y un 50 % el riesgo de muerte de los ocupantes delanteros de un vehículo, y entre un 25 % y un 75 % el de los ocupantes de asientos traseros. Los dispositivos de sujeción para niños reducen aproximadamente un 70 % las muertes de lactantes, y entre un 54 % y un 80 % las de niños pequeños.
- Planificar los desplazamientos sin prisa, teniendo en cuenta la situación del tráfico, las condiciones meteorológicas, los horarios, las obras…, y establecer rutas alternativas cuando sea necesario. Se recomienda parar cada 200 km o cada 2 horas de conducción. Y siempre dejar de conducir ante el menor síntoma de cansancio.
- Mantener el vehículo en óptimas condiciones de seguridad. Es importante que se revise con periodicidad y siguiendo siempre el mantenimiento recomendado por el fabricante, vigilar el buen estado de los neumáticos y de todos los elementos necesarios, como frenos, amortiguadores, luces, etc.
- Respetar la distancia de seguridad que permita reaccionar a tiempo y evitar colisiones.
- En el vehículo de trabajo, cumplir con los planes de prevención de riesgos laborales y los planes de movilidad para conocer los posibles factores de riesgo y la forma de evitarlos.
- Prestar atención a la carga. No exceder el peso máximo autorizado para cada vehículo y no sobrecargarlo, ya que puede alterar la estabilidad. Es muy importante que la carga esté bien sujeta y separada de los ocupantes.
- Respetar al resto de usuarios de la carretera, en especial a los más vulnerables, como los motoristas, ciclistas y peatones.
- Cumplir las normas. No están ahí para fastidiar ni para sancionar; se establecen en función de la seguridad.
Contratar los seguros de vida con invalidez y todos los apropiados para el vehículo, la responsabilidad civil y la protección personal y familiar debe ser otra norma esencial del conductor responsable.